jueves, 13 de octubre de 2011

QUEREMOS SER EL MEJOR SOLDADO DE LA PATRIA

Recuerda a tus hijos Gabriel Ángel, Inés y demás caídos por Dios y por España, a quienes llamaste hoy de este mundo a tu presencia; concédeles que, así como han compartido ya la muerte de Jesucristo, compartan también con Él, la gloria de la resurrección. Con estas palabras del memento de difuntos pedía a Dios por el cabo caballero legionario paracaidista D. Gabriel Ángel Gómez Villar que, desde Jaén había sido destinado a la Brigada Paracaidista y moría el día 24 de noviembre del año pasado en un ejercicio de salto con apertura manual.

Habíamos acudido a la Santa Misa y al posterior desfile el día 23 de febrero con los niños de 1º y 2º de la ESO del Seminario de Uclés. El motivo del viaje fue asistir al aniversario del primer salto en paracaídas del Ejército Español el día 23 de febrero del año 1954, en la guerra de Ifni (África).
            Delante nuestro desfilaron las Banderas Paracaidistas Roger de Flor, Roger de Lauria, la bandera de Logística, la de Transmisiones, la Banda de Música. Los niños estaban cansados por el calor y por mantenerse en pie durante largo rato. Pero al empezar el canto en honor de los caídos, la entrega de las distinciones, entre ellas la Cruz al mérito militar y virtudes paracaidistas que, a título póstumo se entregó a Gabriel Ángel, y que fue recogida por su padre; los saltos en paracaídas, etc… , los niños dejaron de quejarse y empezaron a admiran la demostración de orden, valentía, disciplina y fervor que aquellos dos mil soldados y oficiales demostraron ante todos.

El momento más emotivo fue aquél en que, todos a una, y repitiendo las palabras del Pater del cuartel, D. Francisco Muñoz, rezaron la Oración del Paraca: Señor Dios y jefe nuestro, ante el puesto difícil que elegimos voluntariamente venimos a ti  porque queremos ser el mejor soldado de la patria; porque tenemos sentido del riesgo, cara a la muerte. porque nos sacude el alma ante un abismo abierto con su grata incertidumbre. Te pedimos señor, luz para proyectarla sobre el  autentico valor de la vida cuando se gane o se pierda en aras del deber.

Serenidad que sujete nuestros ánimos ante el vértigo del instinto y del mundo.

Optimismo espiritual  para conseguir que sean nuestros el valor, amor al  sacrificio, dureza, fortaleza, generosidad y autentico compañerismo. Y esperanza en que Tú, Dios Padre, creador de todas las cosas estés en el aire y en el suelo para abrazarnos, curar la herida o recoger nuestra alma.
            
Por último gritaron los lemas del paracaidista ¡SOBRE NOSOTROS! ¡DIOS! ¡CON NOSOTROS! ¡LA VICTORIA! ¡EN NOSOTROS! ¡EL HONOR! ¡TRIUNFAR!  ¡O  MORIR! ¡CAÍDOS  PARACAIDISTAS!  ¡CON NOSOTROS!.
           
Al final, resonaban en nuestros oídos las palabras del Pater a los seminaristas a los cinco generales y demás oficiales y suboficiales que escuchaban la Santa Misa: Nos acompañan los niños del Seminario Menor de Uclés, donde estuve muchos años. Pidamos a Dios, que si no son sacerdotes, sean por lo menos, militares. Y mientras caballeros paracaidistas y mandos se cuadraban al paso de mi sotana, y los niños montaban en los carros ligeros colocados junto a la esplanada, la Brigada Paracaidista nos obsequió a todos con un aperitivo al ritmo del pasodoble de la Bandera, del Bolero Militar y del tradicional brindis. ¡Viva el Ejército Español!

P. Antonio María Domenech, mCR

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